jueves, 15 de noviembre de 2012

Once in a blue moon

O cada muerte de obispo, pa' castellanizar la cosa. Pero queda lindo, ¿no?, romántico... once in a blue moon...
En realidad el stretching tiene poco de romántico y mucho de dolor. Y el dolor no es romántico por definición, a no ser que seas amante del bondage o la versión extrema que junta todo, bondage, disciplina, dominación, sumisión, sadismo y masoquismo, tons, no te digo romántico pero una cosa rara, mezcla de museta y de mimí, que encuentra lo que busca en todo eso que nombré (y confesá, quién no se dejó atar o ató al otro y demases...). Peeeerooo, si lo pensás bien en la elongación hay disciplina y un poquito de masoquismo porque nos estamos exponiendo voluntariamente al dolor. Aunque hay que reconocer que es por una buena causa y que el resultado final es muy placentero. Sip, la gym es sexy, no hay dudas.
El tema es que el Sensei cumplió su promesa y tuvimos dos clases de stretching, ¡ta tan! con música. Un mix onda chill out, Jarre, Enigma y alguna cosa más tipo acid jazz pero más tranqui. Definitivamente, flasheé con la mixtura.
 Y así como es un placer pendulear con Mater y su música, lo fue con el Sensei cronopio.

Ir más allá del dolor, dice Jules, implica confianza en nuestro cuerpo. Y agrega que pudimos hacerlo porque comprobamos los límites. Estábamos listos para ir más allá del dolor. Se me viene la frase de Friedrich Nietzsche a la punta de los dedos, "todo lo que se hace por amor se hace más allá del bien y del mal", y algo o mucho de eso hay en esta búsqueda implacable de algunos, de los que necesitamos reencontrarnos en un cuerpo más amigable, qué se yo, algo así como meter el alma en una forma buscada por nosotros mismos, hecha a imagen y semejanza de nuestras experiencias. Y el Sensei demostró ser bueno también en eso de hacernos cruzar rayitas divisorias, una Línea Maginot pero del propio cuerpo.

Los otros días pensaba que el Sensei, sobre todo y también Mater -pero más el Sensei- es/son una especie de Pigmalión con dos Galateas raras (George y Jorge, respectivamente) y otras Galateas más normalitas o todo lo normalita que puede ser una Tutú ninja. Nos esculpe. Nos informa. Los dos nos motivan.

La cosa es que, once in a blue moon, o sea, muy raramente, el Sensei nos musicaliza, nos demanda un esfuerzo que podemos dar y nos pone casi casi en los brazos de Morfeo  (ya que estamos tan mitológicamente griegos) y lo hace con una música que te deja la piel como fuego líquido y oliendo a ámbar y sudor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

:-) :-S :-P :-[ :-D }:-] X* ;-D :-| :-} :*) :-( ;-) XD